«El carrusel de las confusiones» es, quizá, la novela con el argumento más complicado y con más giros que ha escrito Camilleri a lo largo de su carrera. Difícil de resolver.
Con el típico sueño inicial de la mayoría de sus novelas, en esta ocasión Montalbano no está soñando, pero sí le acaba de despertar “algo” que le provoca la primera confusión del día.
Enseguida el autor nos introduce en una trama que comienza con dos secuestros consecutivos, de dos mujeres jóvenes, abandonadas a las pocas horas, sin violencia de ningún tipo. Un tercer secuestro ,un incendio provocado y la desaparición de una pareja, alteran en esta ocasión la vida de la localidad de Vigáta. A pesar de que todo parece un poco surrealista, la investigación se va desarrollando poco a poco con claridad.
«El carrusel de las confusiones» no deja de ser una novela más de Montalbano, bien escrita, que entretiene y nos hace disfrutar y pasar un buen rato con la típica prosa del autor, socarrona desenfadada y alegre, pero formará parte de ese todo que es la serie global y hará más grande a su autor, porque si ya era conocido antes de 1994 en toda Italia, después de estos 25 años, lo es en todo el mundo.
Autor prolífico, durante estos últimos años, ha sido el escritor más leído en Italia. Paralelamente a la serie Montalbano, desde 1994 a 2019 ha escrito casi 50 novelas de todo tipo, algunas tan originales como “Il cielo rubato” acerca de las pinturas sicilianas de Renoir desapareciads durante un viaje a Girgenti y que el autor intenta explicar, exponiendo sus teorías.
El pasado julio (2019) Andrea Camilleri nos dejaba. Sus últimas obras las escribió al dictado, debido a su ceguera. Con el desaparece uno de los grandes escritores de novela negra. A lo largo de 35 ha creado un personaje, ya universal y el Comisario le ha devuelto su reconocimiento encumbrándolo y otorgándole la fama que merece a nivel mundial.
Puntuación:
El carrusel de la confusiones
Autor: Andrea Camilleri.
Título original: La giostra degli scambi.
Fecha publicación: 30 de abril de 2015
Por Mr. Tom
